Convivencia cultural
- Natalia León
- 7 abr 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 may 2019
La escuela tiene un papel fundamental para promover la equidad. Es un sitio representativo que define a escala global la sociedad y las interacciones que se llevan a cabo en ella. Lo que aprendemos desde pequeños nos hace crecer de formas distintas, nos transfiere vivencias que forman nuestro carácter. La actitud y las acciones que posteriormente tendremos dependerá de ello.
Un artículo publicado por INTEF llamado Educación Inclusiva. Iguales en la diversidad asegura que, “quienes no tienen una educación de calidad, no alcanzan la plena ciudadanía al estar impedidos para ejercer sus derechos y la participación en los bienes sociales y culturales”.
Por ello es debido analizar el estado de la cuestión y el motivo de ella y, para hacerlo, es necesario mencionar que la instauración del estado de bienestar, la falta de natalidad y otros cambios que ha sufrido España, han dado lugar a una, cada vez más, creciente inmigración. Esta es protagonizada, sobre todo, por personas africanas e iberoamericanas sin formación y escasamente cualificadas que sustentan el nivel actual de producción de nuestra economía. Por lo que respecta a este último punto, la concentración en masa de este colectivo de migrantes ha provocado, en algunos casos, reacciones discriminatorias y actitudes xenófobas de personas españolas hacia dicho colectivo. Muchas de estas actitudes se dirigen a personas magrebíes que representan la mayor parte de inmigrantes en España.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2017 éramos 46.438.422 personas y 4.418.898 de ellas, un 10%, eran extranjeras. Esta multiculturalidad de la que España se está enriqueciendo desde hace años asusta a muchos ciudadanos nacionales. Tanto, que puede derivar en comportamientos hostiles y discriminatorios.

En el ámbito educativo, en España, las cifras del alumnado extranjero han pasado de 57.000
en 1995 a 529.461 en el curso 2005-2006 y, en 2018, fueron 748.429 (un 3,7% más que el
año anterior). Estos datos nos dicen que el número de alumnos españoles se ha reducido los
últimos años y, por el contrario, el de inmigrantes ha aumentado. Al igual que pasa en la
convivencia generalizada entre la población de distinto origen, en el mundo escolar también
se plantean distintas problemáticas como la segregación escolar.
Una de las problemáticas que causa esta segregación es la dificultad que tienen aquellos niños
procedentes de países de distinto idioma. La inclusión se hace más difícil a medida que el alumno tiene mayor edad ya que, la lengua, las costumbres y conducta ligadas a la cultura
están ya más asentadas.
Esto comporta, también, una problemática al profesorado de las escuelas. Deben plantear
nuevas estrategias de enseñanza para los distintos estudiantes. Los alumnos extranjeros se
concentran en un pequeño número de centros educativos ya que se encuentran agrupados
por barriadas, donde el 85% de estudiantes inmigrantes se encuentran en un centro público.
Si a esto le sumamos el rechazo de los padres de estudiantes españoles a que sus hijos
compartan aulas con un cierto número de migrantes, obtenemos una segregación desmedida,
al igual que pasa cuando se ayuda a los alumnos de manera aislada e individualizada.
A pesar de que Catalunya está en el ranking de los 10 países de la UE con mayor segregación
escolar, hay que celebrar la creación del Pacto Contra la Segregación Escolar en Cataluña,
que consta de 189 medidas que afectan a las escuelas públicas y concertadas.
En lo que respecta a otros países la situación no es mucho mejor. Francia, por ejemplo,
encabezó la lista de la OCDE de países con más desigualdad escolar en 2012 y también en
2016. Disponen de muchas escuelas públicas inclusivas y de medios que las sustentan pero, sin
embargo, suelen situarse en los barrios más pobres segregando y dividiendo a la población.
Al parecer, este es un problema global que debe resolverse.
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