La escuela pública: ¿solución o motor de la segregación escolar?
- igualdad educativa
- 28 may 2019
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Actualizado: 3 jun 2019
En marzo de 2019, cuando se firmó el Pacto Contra la Segregación Escolar en Cataluña el consejero de Educación de la Generalitat Josep Bargalló destacó que entre las escuelas públicas se encuentra un problema educativo interno que marca la diferencia entre centros públicos y que ese problema es causante de segregación escolar entre centros públicos.
De aquí surgió el concepto de “escuela guay”, que engloba a aquellos centros públicos que reciben más ingresos por parte de las familias con el argumento de que estos impulsan proyectos pedagógicos más avanzados. El hecho de que exista una diferenciación entre los mismos centros públicos hace que el problema de la segregación escolar se expanda dentro del sistema público y deje de ser un problema que se da exclusivamente entre centros públicos, concertados y privados.
Uno de los hechos causantes de la segregación escolar entre las escuelas públicas es la posibilidad de que las familias puedan escoger el centro para sus hijos e hijas, cosa que promueve la homogeneidad cultural y de clase. Según la Ustec (Unió Sindical de Treballadors/es de l’Ensenyament a Catalunya) “la libre elección de centro debe someterse a la necesidad de cohesionar las nuevas generaciones en base a una repartición equitativa de la diversidad de los alumnos” para evitar la concentración de los alumnos con necesidades educativas especiales en determinados centros, hecho que se da en los centros de alta complejidad.
“la libre elección de centro debe someterse a la necesidad de cohesionar las nuevas generaciones en base a una repartición equitativa de la diversidad de los alumnos”
El crecimiento de la segregación escolar entre escuelas públicas aumentó sobre todo después de la crisis económica, cuando las familias de clase media que tenían a sus hijos e hijas escolarizados en centros concertados los pasaron a la enseñanza pública y esto hizo que dependiendo del territorio (y su estado económico, social y cultural) la diferencia de clases entre escuelas se hiciera más notoria.
Según el Informe de “La Segregación Escolar en Cataluña (II)” realizado por el Síndic de Greuges de Catalunya el objetivo de las políticas de lucha contra la segregación social es que la realidad social de cada centro sea representativa de la realidad social del barrio o municipio. Y, para ello, es necesario que cada centro pueda ser igualmente atractivo para las familias y que todas tengan las mismas oportunidades de escoger escuela.
En muchos casos, pero, las escuelas de barrios socialmente segregados son las que tienen más bacantes ya que las solicitudes de plazas escolares no se distribuyen de forma homogénea y equilibrada entre los diferentes centros. Existen centros con una demanda heterogénea equivalente a la composición social de su entorno, pero existen otros que tienen una demanda internamente homogénea que no reflejan la diversidad social del territorio donde se ubican.
Los centros de alumnado homogéneo socialmente desfavorecido son los centros públicos que teóricamente no son considerados “guays” porque las familias no pagan más para acceder a un proyecto educativo que teóricamente, en estas escuelas “guays” es más avanzado. Los centros considerados de alta complejidad son el claro ejemplo de escuela pública con alumnado socialmente desfavorecido pero escuelas como el Insitut-Escola La Mina (de Barcelona, Sant Adrià del Besòs), la escuela Joaquim Ruyria (Hospitalet de Llobregat) y El Viver (Montcada i Reixac) son escuelas de alta complejidad muy bien consideradas, por el Departament d’Educació de la Generalitat, por sus proyectos educativos.
Centros de alta complejidad vs. centros públicos “guays”
Algunos de los centros de alta complejidad ya mencionados han adaptado hasta este año el modelo del instituto-escuela, que se refiere a la coordinación entre un centro de primaria y de secundaria para impartir las dos etapas de la educación en forma de un solo centro. Muchas escuelas públicas ya usan este modelo educativo desde hace años pero según Márius Martinez, doctor en pedagogía de la UAB, el desarrollo de este modelo es determinante en las escuelas de alta complejidad o de territorios segregados ya que crea un efecto de continuidad entre la primaria y secundaria que ayuda a ganar confianza en la institución por parte de las familias y por lo tanto reduce el peligro de abandono escolar que se da en barrios y municipios socialmente segregados.
Escuelas como el Insitut-Escola La Mina funcionan por proyectos y según su directora, Marta del Campo, cada año se idea un nuevo plan educativo teniendo en cuenta el del año anterior y las mejoras que quieren aplicarse. Según la directora, que asegura no creer en la distinción entre escuelas públicas “guays” y no “guays”, “los proyectos educativos más avanzados no vienen de tener más o menos recursos” sino que vienen de la calidad del equipo del centro y de su proyecto.

Proyectos conjuntos de catalán y plástica del Insitut-escola La Mina (fuente: Eulàlia Clarós)
El Insitut-Ecola La Mina no entraría dentro de estos centros “guays” pero la escuela Pere IV y el Institut Quatre Cantons, que también adoptan el formato de Insituto escuela sí que lo serían. Los dos centros se encuentran en distintos barrios pero en el mismo distrito de Barcelona: Sant Martí. El alumnado de la escuela Pere IV y el Institut Quatre Cantons también es bastante heterogéneo pero su alumnado es socialmente más favorecido y las familias pagan más en las cuotas voluntarias del AMPA y para excursiones y actividades extraescolares.
Aún así este centro tiene un proyecto educativo muy distinto al de el Insitut-Escola La Mina, que funciona por proyectos. En este centro tanto en primaria como en secundaria aún se trabaja con una metodología que podría considerarse “tradicional” ya que no funciona por proyectos pero aún así las familias del alumnado pagan más cosa que muestra que la diferenciación entre escuelas públicas es puramente territorial y solo depende del estatus social del tipo de alumnado.
La transformación social a través del cambio educativo: Escola Nova 21
El proyecto educativo en el que ahora 496 centros de Cataluña están involucrados es la Escola Nova 21. Se creó en 2016 con una planificación a 3 años vista en el que se propuso reconstruir un nuevo significado de la expresión “educación de calidad”. Este plan educativo pretende calar en la escuela catalana y ser un proyecto de transición hacia la escuela del futuro en la que se empodere a los niños y no se centre, únicamente, en la evaluación y preparación de exámenes. Este es el objetivo que ha proclamado la UNESCO, la Fundación Jaume Bofill, la UOC y la Obra Social La Caixa bajo el nombre de Escola Nova 21 para dar un salto hacia un sistema educativo más avanzado. Además, es importante decir que este proyecto se basa en 4 pilares importantísimos para el crecimiento adecuado de los alumnos, que son: aprender a ser, a conocer, a hacer y a convivir.
Tratan de conseguir que todos los niños y jóvenes puedan disfrutar de un aprendizaje relevante y con sentido. La directora, Neus Fonts del colegio Nostra Llar, un centro de primaria de Sabadell que trabaja con el proyecto Escola Nova 21, determina que este plan educativo “pretende poner las bases de una transformación integral de la educación duradera en el tiempo”. En este colegio de Sabadell los niños trabajan por proyectos en casi todas las asignaturas. EntusiasMAT es el proyecto que engloba la asignatura de matemáticas y consiste en trabajar desde una perspectiva innovadora mediante la incorporación de las inteligencias múltiples al plan educativo por tal de conocer un mismo concepto desde diferentes perspectivas. Se resuelven los ejercicios de manera cooperativa y en forma de juegos que incentivan el interés del alumno y dinamizan el aprendizaje.
Hasta ahora, Escola Nova 21 ha conseguido que el cambio en la educación se vea como lo que realmente es, una necesidad para adecuar el aprendizaje al mundo actual.
Hasta ahora, Escola Nova 21 ha conseguido que el cambio en la educación se vea como lo que realmente es, una necesidad para adecuar el aprendizaje al mundo actual. Se ha llegado a conseguir establecer un objetivo común en la educación de calidad y, este, se ha asociado con proyectos de cambio internacionales. Estos criterios que instauran el significado de “educación de calidad” se han establecido en el Departament d’Ensenyament mediante la Rúbrica de cambio. El proyecto, además, ha hecho que familias, profesores y centros trabajen cooperativamente por y para la transformación educativa.

Proyectos conjuntos de sociales y plástica del Insitut-escola La Mina (Fuente: Eulàlia Clarós)
El aprendizaje por proyectos por lo tanto implica desarrollar capacidades que les permita a los alumnos saber resolver situaciones, retos o responder a preguntas, a través de sus conocimientos, recursos, investigación, reflexión y cooperación activa. No es una metodología nueva, pero sin duda está a la orden del día, creciendo exponencialmente desde hace años.
"Asentar un sistema educativo basado en proyectos es teóricamente muy bonito, pero muy difícil de llevar a la práctica”
Sin embargo, según María José Noguero, profesora de secundaria del Institut Vallès, la tendencia actual de intentar asentar un sistema educativo basado en proyectos “es teóricamente muy bonito, pero muy difícil de llevar a la práctica, dadas la complejidad que se presenta en el aula”. El número de alumnos por clase no permite implementar la metodología ABP (aprendizaje por proyectos) de una manera efectiva. Además en los centros es necesario que el profesorado esté comprometido y muy cohesionado. No obstante, actualmente, al ser una alternativa educativo nueva, aún existen divergencias de criterios y de ejecución en cuanto a la implementación de esta metodología pedagógica.
La decisión estratégica de las familias para escoger el centro educativo de sus hijos
No es ninguna novedad que las familias con mayor nivel cultural hacen una elección más estratégica de la escuela donde quieren llevar a sus hijos. De hecho, lo que las mueve a muchas de ellas, en Catalunya, es evitar los centros que tienen altos porcentajes de inmigración o pobreza. Un ejemplo claro es el caso de Rosa, madre de dos hijos. La mayor tiene 18 años y estudia en la universidad, mientras que el pequeño de 16 está cursando 4º de la ESO.
Su lugar de residencia se encuentra en un barrio periférico de la ciudad de Sabadell, Torre-Romeu. En él hay dos centros educativos públicos, el colegio Joan Montllor y la escuela Agnès Armengol, situados a unos 5 o 10 minutos a pie, respectivamente, del domicilio en el que residen.
A pesar de la cercanía de estas escuelas, Rosa decidió llevar a sus dos hijos a una escuela concertada situada en el centro de la ciudad. Al preguntarle a Rosa sobre la elección del centro, respondió que para sus hijos quería algo mejor. “Pasábamos por delante de ambos colegios cada vez que volvíamos a casa y el nivel de inmigración era demasiado alto para apuntar a mis hijos a dichos centros”. Según Rosa, no le preocupa, ni le preocupaba entonces, que sus hijos se relacionen con gente de diferentes culturas o etnias, sino que el temor a que estuviesen desatendidos o que no tuviesen un nivel adecuado al salir de dichos centros públicos, la llevó a hacer numerosos esfuerzos para que estudiaran en un colegio de “mayor categoría”.
El colegio estaba, aproximadamente, a unos 20 minutos de distancia, trayecto que efectuaban en coche o en autobús, pero esta no era la única desventaja a simple vista. Las cuotas que pagaban mensualmente en este centro oscilaban entre 100 y 160 euros. “Nunca me ha sabido mal pagar por la educación de mis hijos y menos sabiendo que allí sacarían lo mejor de ellos y estarían en un ambiente tranquilo”, comentaba con cara de alivio. Aún así, admitía que para ellos había sido un sacrificio económico, ya que, “ha habido temporadas que en casa solo disponíamos de un sueldo”. Es realmente difícil escoger sobre el futuro de un niño y, por lo que respecta a Rosa, el hecho de matricular a sus hijos en un colegio público o privado/concertado le era indiferente, tan solo quería un buen ambiente y un nivel académico alto. “Quizás podríamos haberlos matriculado en un colegio público del centro de la ciudad a pesar de que estuviesen más lejos. Eso nos hubiese permitido ir más desahogados, pero si miro hacia atrás estoy muy contenta con el resultado”.
Es interesante decir que la madre preocupada por llevar a sus hijos a cualquiera de las dos escuelas públicas que hay en el barrio donde viven, estudió en una de ellas. Al preguntarle sobre su experiencia, nos contestó “cuando yo estudiaba en ese colegio tan solo había 1 o 2 personas inmigrantes y mi experiencia durante todos los años que cursé allí, fue buena”. Pero a pesar de ello “las condiciones y la situación actual es muy diferente a la de entonces”.
En resumen, este es un claro ejemplo de las muchas familias que deciden no llevar a sus hijos a centros de alta complejidad o con un gran número de inmigrantes. El resultado de esta decisión son escuelas ubicadas en barriadas que acaban convirtiéndose en guetos. Dichas escuelas se ven forzadas a adaptar su modelo educativo por lo que, como tienen en el aula diferentes niños de diversas etnias y con distintos niveles de entendimiento.
La verdadera segregación no se da entre alumnos de una misma escuela, sino entre escuelas
Algunas de las prácticas segregadoras que impiden cambiar las diferencias socioculturales y económicas entre centros son, por ejemplo, la huida de las familias de las escuelas mal vistas y las barreras económicas que ponen algunos centros. Cuando llega el momento de escoger escuela a los padres les importa más el tipo de alumnado y la zona en la que se ubique el centro que el proyecto educativo que éste presente. Además, las elevadas cuotas de algunas escuela públicas contribuyen a la reorganización del alumnado según el nivel económico del que se disponga. Con esta estigmatización y miedo a las escuelas con un elevado número de inmigrantes o, consideradas de alta complejidad, lo único que se consigue es afianzar el concepto de desigualdad y de diferenciación de clases, dificultando así la convivencia social.
Además, los centros con proyectos innovadores reúnen a un tipo de alumnado con un perfil específico y con una posición más privilegiada que el de centros del entorno. Pero esto no significa que deba frenarse el avance educativo sino que, según establece el Síndic de Greuges en su último informe sobre Segregación escolar en Catalunya: condiciones de escolarización, lo que se debería hacer sería "desarrollar actuaciones para evitar que la existencia de proyectos educativos singulares incida negativamente en la equidad". Estas desigualdades podrían corregirse con una repartición más equitativa de los recursos disponibles; haciendo que los centros más pioneros "compartan recursos y dinámicas con los de su entorno".
Las desigualdades podrían corregirse haciendo que los centros más pioneros “compartan recursos y dinámicas con los de su entorno”
En nuestra sociedad se excluye a muchas personas por diferentes motivos: diferencias políticas, religiosas, económicas, lingüísticas, raciales, de sexo, etc. En este contexto, la educación en lugar de ser un instrumento para transformar la sociedad se convierte muchas veces en un instrumento reproductor de ésta, acentuando las situaciones de desventaja con las que numerosos niños llegan a la escuela.
Todavía existen en el mundo muchas personas excluidas de educación desde tempranas edades o que, incluso accediendo al sistema educativo, reciben una educación de menor calidad. La rigidez del sistema tradicional de enseñanza, la certificación de estudios, la imposición de modelos poco adecuados a la realidad de los países, la homogeneidad en los planteamientos curriculares, son fuente constante de segregación y exclusión. De ahí que una de las grandes preocupaciones de la UNESCO sea la de transformar los sistemas educativos para convertirlos en verdaderos instrumentos de integración social que permitan la plena participación de los ciudadanos en la vida pública.
En definitiva, la solución a esta segregación escolar sería dotar de más recursos (económicos y de profesorado) a las escuelas más discriminadas y establecer nuevas alianzas y proyectos entre centros educativos por tal de generar un cambio de mentalidad en la sociedad y conseguir así una equidad.
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